Los niños con asma ¿tienen más sobrepeso?
El asma y la obesidad a menudo aparecen juntas en la infancia y adolescencia, pero ¿hay una relación entre ellas?
En los últimos años numerosos estudios han relacionado ambas enfermedades. Se ha visto que los niños y adultos con un peso aumentado tienen mayor posibilidad de desarrollar asma que aquellos con un peso normal.
En el momento actual el asma y la obesidad son dos de los problemas de salud más frecuentes en los niños y adolescentes.
En Europa 1 de cada 3 niños de 11 años presenta exceso de peso. En España, 1 de cada 10 niños tiene obesidad, y 2 tienen sobrepeso, de forma similar en niños y en niñas. Y 1 de cada 10 niños tiene asma.
Generalmente lo primero que ocurre es el exceso de peso, y después aparecen los síntomas del asma. Según aumenta el peso hay más riesgo de tener asma, a mayor peso mayor riesgo de ser asmático.
El asma en los niños con sobrepeso suele ser más grave, con más dificultad respiratoria, más crisis agudas y más necesidad de medicinas para tratar los síntomas (salbutamol, ventolin® o terbasmin®), porque responden peor a la medicación.
¿Qué causa la relación entre obesidad y asma?
No se conoce la causa exacta. Se sabe que en las dos enfermedades intervienen muchos factores, y que posiblemente hay una relación compleja entre los genes y el ambiente.
También hay que tener en cuenta que las dos enfermedades se retroalimentan: el exceso de peso se asocia con el desarrollo del asma y el asma limita el ejercicio físico y conduce a mayor exceso de peso.
¿Qué factores influyen?
Se apuntan varios:
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- Factores mecánicos. El aumento de grasa en el abdomen puede comprimir el diafragma y cerrar los bronquios cercanos disminuyendo el paso de oxígeno a través de ellos a la sangre. La función pulmonar, que se mide por la espirometría, es peor en las personas con exceso de peso que en las personas con peso normal.
- Factores inmunológicos e inflamatorios. En la obesidad hay una leve inflamación generalizada crónica, con aumento en la sangre de unas sustancias que causan esta inflamación. Estas sustancias llamadas citoquinas y adipocinas se producen en la grasa y también están aumentadas en el asma, y se piensa que son importantes en la relación entre la obesidad y el asma.
- Predisposición genética. En el genoma humano hay zonas comunes para el asma y la obesidad. Las dos enfermedades comparten genes en los cromosomas 5q, 6p, 11q y 12q, pero probablemente en el futuro se descubrirán más.
- Factores hormonales. Durante la infancia el asma es más frecuente en los niños que en las niñas, para luego en la adolescencia invertirse y ser más frecuente en las chicas. Posiblemente esto es debido a la influencia de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona. Estas hormonas aumentan en las niñas en la pubertad y pueden explicar su influencia en el asma en este periodo. En la obesidad aumenta la producción de estrógenos pudiendo estos desempeñar un papel en la inflamación de la vía aérea y en el desarrollo de asma.
- Factores nutricionales. La lactancia materna protege de la aparición precoz de sibilancias. También protege del sobrepeso y de la obesidad infantil. Comer una alimentación rica en pescado, ácidos grasos omega-3, frutas, verduras y baja en grasas saturadas mejora el sobrepeso y puede proteger del desarrollo de asma.
En resumen, las dos enfermedades comparten regiones de los cromosomas. Además, hay factores mecánicos, inflamatorios y endocrinos comunes que podrían explicar la relación entre ellas.
¿El sobrepeso empeora el control del asma?
Los niños con asma y sobrepeso responden peor al tratamiento del asma (los corticoides inhalados), aunque todavía no se conoce la causa exacta. Al responder peor al tratamiento los síntomas de asma son más difíciles de controlar.
¿La pérdida de peso mejora el asma?
Las investigaciones encuentran mejoría en el control de los síntomas del asma al perder peso, con mejoría de la función pulmonar, y menor uso de medicación para el asma, menor número de crisis y de visitas a urgencias.
En los adultos parece existir un umbral, que está entre el 5-10% de pérdida de peso, a partir del cual se puede conseguir una mejoría significativa del control del asma. No existen datos de porcentaje de pérdida de peso necesario en niños, pero el aumento de la actividad física y una alimentación saludable, puede mejorar los resultados del asma.
¿Cómo se debe tratar el asma si hay sobrepeso?
Hay que intentar conseguir controlar los síntomas del asma y controlar el peso. El exceso de peso hace que sea más difícil el tratamiento y el control del asma. El mejor tratamiento son los corticoides inhalados, como en todos los pacientes asmáticos, aunque pueden responder peor a la medicación que los pacientes con asma sin exceso de peso. Hacen falta más investigaciones sobre la obesidad y el asma en los niños, pero lo que sí parece claro es que el tratamiento precoz es importante para romper el círculo entre el asma y el exceso de peso.
¿Se puede prevenir la aparición del asma?
La dieta rica en fruta y verdura puede disminuir el riesgo de presentar asma.
Desde la niñez se deben fomentar hábitos saludables de alimentación para prevenir tanto el exceso de peso cómo el asma.
El ejercicio regular en los niños con asma, actúa junto con los corticoides inhalados mejorando la función pulmonar.
El ejercicio físico puede disminuir la inflamación generalizada y los niveles de citoquinas en la sangre que influyen en la obesidad y en el asma.
El ejercicio físico en los niños con exceso de peso y asma es siempre recomendable para mejorar a largo plazo el control del asma y del sobrepeso y mejorar la calidad de vida de los niños y de sus familias.
Autoría: Mar Duelo Marcos, Olga Cortés Rico. Grupo de Vias Respiratorias de la AEPap